La vida son puros ciclos. Y a veces donde uno ciclo comienza acaba otro. Y viceversa donde uno finaliza otro se emprende.
Hace ya un mes y dos semanas, Saritahz fue la encargada de darnos una cálida bienvenida a Kirguistán.
Hoy nuevamente es la que se encarga de hacer los honores. Pero esta vez, de despedirnos.
Y es que decir adiós, nunca es fácil. Y siempre le deja a uno una sensación fría.
Intento saludar a la familia. He informarles de que en breve cambiamos de país. Pero la conexión, no es buena.
Era un día triste. Pues Kirguistán había calado bien adentro. La noche fue larga, y afuera no paraban de caer lágrimas blancas.
En la mañana, todo tenía otro color. Y nuestros amigos salieron a despedirnos.
Así, entre sonrisas partimos hacia la frontera.
Aun quedaba una última prueba, antes de pasar la frontera. Un paso a 4.375m.
No lo vamos a negar, fue duro. Entre el frio, la altura y alguna que otra tormentita, las horas se hicieron largas.
Ya al otro lado de la frontera, nos arropa la oscuridad de la noche, plantamos la tienda sin saber que estábamos a escasos km de la Laguna de Karakol.
En la mañana todo toma forma y color, y que mejor lugar, para empezar un nuevo día.
Poco a poco el día se descubre, así también la carretera, permitiéndonos proseguir con el camino. Siguiendo rumbo al sur.
Tan solo a 60km de La laguna el panorama, los blancos nevados adquieren un tono más cálido. De la nieve pasamos a las tierras más aridas.
Otro paso, esta vez a 4.655msnm. Falta el aire, el corazón palpita, las fuerzas flaquean y las piernas tiemblan. Pero no queda otra que apretar los dientes y seguir tirando.
Poco a poco nos adentramos en la cordillera Paimir.
De un lado de la cordillera, las áridas tierras altas. Al lado opuesto los blancos nevados.
Supongo, es la seductora belleza de estas tierras, la que mantienen cautivos, a los habitantes de estas tierras altas.
Pues la vida aquí es dura. Y el clima impredecible.
Poco a poco el frio se hace cada vez más presente. El invierno se nos echa encima, pero no podemos parar aquí, tenemos que avanzar. Aun nos queda un Paso de montaña más, antes de adentrarnos en el Valle de Wakham.
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