Tras salir de Chachapoyas y de sus alrededores bañados de cultura e historia, ingresamos en la ciudad de Cajamarca. Ciudad conocida por el gran Atagualpa el último inca y que da nombre a Los Baños del Inca. Unas aguas termales que bendicen esta tierra y a sus pobladores, con sus poderes curativos.
Sus calles muestran la tranquilidad de sus gentes, hospitalarios. Muy conscientes de su cultura e historia. Cuando te hablan de su pasado y de como los españoles traicionaron a su Inca. Aun se puede notar el amor que estas gentes, hace ya más de 400 años, por su líder Inca.
Con decenas de Iglesias y Catedrales, Estas hacen de Cajamarca una ciudad de culto, donde la presencia de la religión, por imposición española se materializa a cada paso.
En sus calles sus gentes cálidas y hospitalarias, a la vez siguen siendo tímidas a los extraños.
Sus fachadas rebozan de arte, e historia. Decorado con detalle cada uno de sus rincones tiene una magia especial que hace brillar esta ciudad, con encanto y luz propia.
Por sus calles, que invitan al paseo y al sosiego, se hace muy agradable recorrerlas.
Una puerta abierta al pasado, a la historia y la cultura.
 
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