A las
afueras de las murallas de la ciudadela, kilometros y kilometros de vasto desierto esperan a compartir pensamientos y ratos de silencio.
Pero éste no es un desierto cualquiera, alberga vida, colores y formas.
Es calor del desierto dora el corazón de sus gentes, y el sol quien los endulza.
Tras un espejismo.
Aparece
un Oasis.
Antigua parada obligatoria de aquellos mercaderes que cruzaban estas tierras en busca de prósperos negocios. Sus gentes aún cuentan historias de años pasados, de antiguas rutas, de lo que fueron las raíces de su pueblo.
Un pasado, con una larga historia.
Que orgullosos preservan y muestran.
Una puerta en el tiempo.
Que nos cuenta de grandes caballeros.
Y batallas épicas.
Momentos de gloria y explendor de un imperio, que hoy se ve discriminado por sus creencias y la riqueza de su subsuelo.
A 70 km de la ciudad de Shiraz, en la provincia de Fars se encuentra Persepolis تخت جمشید, donde aún permanecen en pie los pilares de la que fue la Capital de Imperio Persa durante la época Aqueménida.
Bajo las figuras guardianas de los grifos, en medio del desierto Persapolis aún vive.
Paseando entre sus ruinas, aun se siente la magnificencia de este lugar.
Al que ni el paso del tiempo ha conseguido robarle la magia que desprende.
Donde en el pasado, acudían señores de todas las tierras del imperio y mercaderes de todo el mundo conocido.
Unos dorados años de gloria, recordados durante siglos.
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